El trabajo grupal es muy importante pero no sustituye al individual sino que ambos se complementan mutuamente. Hay vivencias que sólo ocurren en el transcurso de un trabajo en grupo y viceversa.
El trabajo grupal que planteo consiste en un tiempo de trabajo corporal (no-verbal), en movimiento o quietud, con diferentes propuestas de observación y una segunda parte de palabra para hacer espacio a lo experimentado por cada participante y a la interrelación de la dinámica grupal.
Parte de la riqueza del grupo es que hay tantos puntos de vista como personas lo formen. Esto hace que los participantes tengan ocasión de experimentar en directo muchas de las dificultades que viven en sus relaciones cotidianas. Dando así la oportunidad de profundizar en ellas, en un espacio protegido y en vínculos a priori menos comprometidos, con menos riesgos simbólicos, donde puedan hablar con mayor libertad de ellos.
El terapeuta, en este caso, es el garante de la protección del espacio y de que cada participante pueda existir tal y como es, frente al resto.
La elección de un espacio grupal o individual es una decisión personal sujeta a cambios y al deseo del sujeto:
- A veces es necesario un cierto tiempo de trabajo individual para que la persona se sienta capaz de arriesgar una experiencia en grupo, ya que ciertas dificultades son más fáciles de abordar en individual.
- Otras veces la persona puede integrar un grupo y después querer profundizar en individual sobre lo que ha contactado de sí mismo en el transcurso del trabajo grupal.